domingo, 20 de diciembre de 2009

Revista Sequilao Año I N 1 (1992)

Posted on 12:41 by Richard Chuhue

Cuando le comente a mi circulo más cercano que había obtenido la autorización del editor para publicar los 15 números de Sequilao, Revista de Historia, Arte y Sociedad, muchos se sorprendieron y alegraron a la vez, pues hablar de Sequilao es hacer referencia en San Marcos a una publicación casi “legendaria”. Nacida de la inquietud de un grupo de estudiantes a inicios de una década difícil para la Universidad y para la sociedad peruana en general, la revista es un reflejo de que la vocación y las ganas de seguir en la brega, a pesar de las dificultades académicas y sociales, siempre estuvieron presentes en la cuatricentenaria universidad.
Tomando el nombre de un antiguo cacique, guerrero mitológico del valle de Asia, al sur de Lima, este primer número fue responsabilidad de Antonio Coello Rodríguez, secundado por Jorge Moreno Matos (que actualmente dirige con mucho éxito el blog Reportero de la Historia) y Raul Adanaqué Velásquez (actual docente UNMSM) y fue dedicado al profesor Waldemar Espinoza Soriano (actual director de Postgrado de la Facultad de CC.SS. UNMSM).

En sus páginas podremos encontrar una variopinta cantidad de artículos de investigación y reflexión acerca del Perú. Muchos de ellos posteriormente se convirtieron en libros y sus autores alcanzaron también reconocimiento académico. Inauguramos pues de esta forma la revisión de esta publicación, ofreciéndoles los artículos en línea de esa primera entrega de Sequilao:

Sequilao Año 1, N° 1 (1992)

Presentación

Compañías y Gremios Artesanales en Lima, Siglo XVI .
Francisco Quiroz Chueca

La Tradición cultural de las tabletas de Madera.
Piero Guarisco Canseco

Garcilaso de la Vega en las lecturas piuranas del siglo XVIII.
Raúl Adanaqué Velásquez

La obra inédita de Sebastián Lorente Ibáñez.
Antonio Coello Rodríguez

El problema del conocimiento histórico en Vico.
Héctor Maldonado Félix

La Historia según Claude Levi-Strauss o como pretender congelar una hoguera con pensamientos.
Luis Arana Bustamante