martes, 21 de mayo de 2013

Historia de los Cafés Limeños

Posted on 20:12 by Richard Chuhue


Hace un par de semanas tuve ocasión de adquirir el libro del Dr. Oswaldo Holguin Callo, titulado “Cafés y Fondas en Lima Ilustrada y romántica” (Fondo editorial USMP, 2013).  Es un libro que a pesar de no haber sido presentado aún (la ceremonia del día 25 de abril se canceló y se prevé que se realizara en la Feria del Libro de Julio próximo) ya está disponible en librerías y ha venido recibiendo atención de la prensa, siendo el autor incluso entrevistado por el Reportero de la Historia hace unos días para su especial “De que trata su libro” (Por iniciativas como esta es que se va a extrañar a dicho blog, si es que como se señala en uno de sus últimos posts, cesara deactualizarse en el mes de Octubre).

El libro del Dr. Holguín es bastante prolijo en datos, revela (como es clásico en sus publicaciones) un amplio conocimiento en torno a la bibliografía referente al tema y es algo que el autor ha sabido aprovechar muy bien para su estudio. El texto es (como el propio Dr. Holguín reconoce) una ampliación de sus investigaciones sobre el tema comenzadas con su artículo titulado “El Café de Bodegones y una sátira de El Comercio (1857)” publicado en el libro Homenaje a don Aurelio Miro Quesada Sosa (Consorcio de Universidades, 1998: 189-213). Por ello el estudio se centra en la historia del antiguo Café de Bodegones y la Fonda La Bola de Oro. Es una lectura entretenida y muy útil, que sirve para entender diversos aspectos de la ciudad limeña y sus habitantes en tiempo pasados.   



En su trabajo también es citado un artículo mío, sobre la Prostitución limeña en el siglo XVIII, publicado hace un par de años. Es algo que agradezco pues la verdad de los hechos es, que no pocos historiadores peruanos se toman la molestia de citar las investigaciones de historiadores “jóvenes”. Y también es conocida la tendencia de ciertos profesores de la PUCP en desconocer o dejar de lado los aportes que provienen de la UNMSM, ejemplos sobre ello abundan (pero es algo sobre lo que no profundizare para no salirme del tema). La cita a mi anterior trabajo viene con respecto a la utilización de una fuente (documento de 1781), en el cual se señala la presencia de mujeres que eran llevadas por proxenetas a los recientemente establecidos cafés para prostituirse. Yo indique que ese era un aspecto nuevo y desconocido por la historiografía peruana y que era necesario tenerlo en cuenta. La crítica del Dr. Holguín viene en el sentido de que no debo de generalizar sobre ello, cuando bien pudo tratarse de algo circunstancial y anecdótico, quizás. Critica que haga uso del método planteado por la Microhistoria, cuando se ha demostrado que es una opción válida para los estudios en la materia (por cierto Giovanni Levi estuvo hace pocos días en Lima y dio una conferencia en la Universidad a la que pertenece el Dr. Holguin, el video ya está disponible en youtube).

Yo siempre valoro más una crítica que un comentario halagador, en el sentido de que las primeras (cuando son formuladas con planteamientos académicos, como es el caso) nos permiten avanzar en la búsqueda de un mejor entendimiento del pasado histórico, que es a lo que nos dedicamos.  Y tal vez podamos disentir en nuestra visión de dichos espacios públicos (Para el Dr. Holguín los Cafés fueron espacios románticos, refinados  y propios de sectores acomodados, visión que sigue a la que se tiene por la historiografía peruana tradicional; mientras que yo sostengo que la plebe si tuvo acceso a los Cafés, ya sea como clientes, dependientes o incluso acompañantes sexuales, y que existieron además Cafés en zonas populares de Lima virreinal), pero ello no quita que yo valore o desestime el trabajo del Dr. Holguín, todo lo contrario, su trabajo es muy bueno y yo he tenido la mala fortuna de que su libro y un artículo que acabo de escribir sobre el tema específico de los Cafés (Revista del AGN N° 28) hayan visto la luz casi en forma paralela. Estoy seguro de que si hubiera podido leer el trabajo del Dr. Holguín antes, mi trabajo final hubiera podido incorporar datos interesantes de otros investigadores (Susy Sánchez, Margarita Zegarra) que complementan lo que sostengo en mi trabajo. Aunque para el Dr. Holguín esas tendencias sigan siendo algo circunstancial y que no se daba en todos los cafés.   

En todo caso lo que sí puedo notar en el trabajo del Dr. Holguín es que sus fichas de archivo no estuvieron actualizadas, o en todo caso no ha visitado recientemente algunos de ellos, me refiero al caso específico del Archivo Histórico Municipal, de donde yo extraigo buena cantidad de la documentación que sostiene mi artículo y que ha podido ser consultada y conocida en base a la reorganización y catalogación del fondo colonial de dicho repositorio, iniciada hace unos años. En el AGN también el proyecto ADAI ha permitido que variada documentación que antes estuvo clasificada en el fondo “varios” ahora esté descrita y al servicio del historiador.  Las referencias qué cito sobre juego en estos espacios “ilustrados”, ubicación de Cafés en zonas populares o nuevos datos sobre prostitución o conducta sexual en ellos, provienen de estos fondos.

En todo caso, como ya dije antes, agradezco la crítica del Dr. Holguín y estoy seguro de que en el futuro, cuando me anime a escribir nuevamente sobre el tema, incorporare varias de las cosas que expone en su libro, sin dejar de lado mis observaciones sobre el desenvolvimiento social dentro de ellos. Está visto que este tema tiene aún para un dialogo académico amplio.

Para citar el artículo: Chuhue, Richard. “Cafés, Ilustración y plebe. Una mirada a los espacios públicos y la participación popular en Lima Borbónica.” En: Revista del Archivo General de la Nación N°28. Ministerio de Cultura del Perú. Lima, Mayo 2013. Páginas 71 – 110.

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